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Las bromas del arzobispo

Por: José Lino de la Rosa Franco y Julio David Páez Alvarado.                        

LINO dice:

Qué tal Julio, nuevamente es un gusto poder saludarte a través de este oportuno espacio que nos obsequia este pequeño gran matutino. Conforme pasa el tiempo y en la medida que el encono social se va crispando a casusa de la divergencia de ideas, creencias o preferencias, hemos tenido que aprender a ser más responsables en la expresión de nuestros criterios. Una muestra de esto son los ejemplos que hemos recibido cuáles cátedras de sabiduría de figuras públicas que hablan sin sentido, ofenden, señalan o culpan sin ningún fundamento con tal de causar un efecto especulativo sobre la ciudadanía. Entre estos personajes recuerdo de inmediato al Cardenal Juan Sandoval Iñiguez; a infinidad de políticos duranguenses y a últimas fechas, a nuestro Arzobispo Héctor Gonzales, quien más recientemente hizo nueva referencia sobre el paradero de uno de los narcotraficantes más buscados del planeta. Tal vez sea divertido para él hablar en este tenor, pero algunos creemos que como broma, ya estuvo buena.

 JULIO DAVID dice:

Sin duda que nadie nos hubiéramos imaginado el alcance que pueden tener un par de palabras y la rapidez con que éstas darían vuelta al mundo dobladas en alrededor de una docena de idiomas; desde luego me refiero a esa declaración que alegaba sobre el paradero de uno de los dos únicos mexicanos que aparecen en la lista de Forbes entre los más ricos del mundo; efectivamente, hablo de Guzmán Loera, quien según nuestro excelentísimo señor radicaba en ese bello municipio colindante con el estado de Sinaloa que tiene por nombre Guanacevi y que extrañamente significa «la iguana se ve» en alusión a ese cerro emblemático. En fin, a ciencia cierta, no cabe en mi cabeza la facilidad con que dicha autoridad eclesiástica se ha vuelto a enredar en una serie de declaraciones que arrastran entre las patas a la congregación católica por la jerarquía de la persona que las pronuncia, al grado de poner en tela de juicio temas como las narcolimosnas y la credibilidad y gobernabilidad de las autoridades constitucionales.

LINO dice:

Al respecto vale la pena decir que ya se han hecho varios pronunciamientos incitando a esta figura eclesial a declarar ante las autoridades competentes la verdad de su dicho, de hecho recientemente el rector de la basílica de Guadalupe, Monseñor Diego Monroy, consideró ante los medios de comunicación que son las autoridades quienes deberían acercarse al prelado duranguense para saber qué sabe del paradero del famoso capo; y es que no se vale esconderse detrás de argumentos tan estériles al decir: «es lo que la gente opina», o «eso dice la gente»; toda vez que esto comprueba la poca seriedad con la que se hacen estos pronunciamientos en un contexto donde los muertos y desaparecidos no son de juguete. Más valdría llamar la atención con acciones de mayor trascendencia que andar buscando figurar en la opinión pública de tal forma. Así mismo, ya no resulta extraño que el diácono duranguense haga pronunciamientos de esta índole, y es que también hace pocos días se pronunció en contra de la comunidad gay diciendo que éstos le daban asco y que el rechazo de la ciudadanía a estas personas debería ser generalizado, invocando así a la discriminación e intolerancia, por lo que no es ninguna novedad escuchar al arzobispo decir todo tipo de tonterías una y otra vez.

JULIO DAVID dice:

Fuera de considerar como temerarias las declaraciones de esta autoridad católica, hemos caído en la burda mofa de quien no es congruente con su predica. Así pues un arzobispo que debería encausar su lengua a profesar el amor de Cristo, a venido a causar revuelo dando santo y seña de la ubicación de personajes que evidentemente nuestras autoridades no han podido o no han querido localizar, mientras que de paso, hace una apología del delito dando atribuciones meramente espirituales a un criminal de primera categoría, por lo que a todas luces este tipo de comentarios o declaraciones distan de mostrar un raciocinio propio de la investidura que asume este jerarca ante la sociedad. En fin, para vergüenzas no tiene uno; ¡hasta la próxima entrega!

Comentarios a: juliodavidpaez@live.com.mx

                         delarosalino@yahoo.com.mx

 *Artículo publicado en el periódico Órale qué chiquito!! el 8 de noviembre de 2010.

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